“¡Cebollitas subcampeón! ¡Cebollitas subcampeón! Cebollitas tu hinchada grita fuerte subcampeón”, sonaba cada tarde en la pantalla de Telefe la canción que entre 1997 y 1998 anunciaba el comienzo de la tira infantil emitida por Telefe dirigida por Víctor Stellay Mono Flores. Sin embargo, 23 años después uno de su protagonistas, Juan Yacuzzi, Coqui en la ficción, develó cómo era el detrás de escena de la novela, donde no todo era alegría como en la pantalla.
“(Trabajar de chico) Tiene sus pro y sus contras pero es lo que elegí de chico y algunos chicos las madres los pusieron en la tele y después eligieron otro camino, somos muy pocos los que quedamos en el medio”, dijo el actor hoy de 40 años (16 durante la tira) en diálogo con Juan Etchegoyen en Mitre Live y resumió: “Para hacerla corta, si hoy grabaríamos de nuevo Cebollitas y tendríamos celulares, grabaríamos algo entre grabación y grabación, las cagadas a pedos y los gritos de los directores, hoy no se podría hacer”.
El actor recordó que para que saliera todo “perfecto” como se veía en el producto final, ellos tenían “mucha presión” y se lamentó por sus compañeros, algunos bastante más chicos que él como Brian Caruzo (Gamuza) o Dalma Maradona, que tenían 8 o 9 años: “Se escuchaban unos gritos, unas cagadas a pedos terribles, innecesariamente o cuando nos tentábamos, que éramos chicos, nos cagaban a pedos como si hubiéramos matado a alguien. Si hoy grabarías ese griterío con un celular, hay varios que no trabajarían más”.
Para él es importante que más allá de lo técnico, las productoras tengan en cuenta la forma y el manejo que tiene los directores con los chicos para este tipo de ficciones. “Algunos se volvían muy locos, se ponían rojos de gritarnos, tiraban el papel en el piso. Algunos lloraban y todo. Si llegamos a grabar Cebollitas de nuevo y Diego está vivo y se entera de eso, se arma un quilombo terrible”.
En aquel momento y para su edad, este tipo de tratos estaban naturalizados: “Pensábamos que era algo normal, que te equivocadas con la letra y que te griten y te caguen a pedos. Hoy por hoy, si yo me entero que a mi hijo un director le grita de esa manera como nos gritaban a nosotros es para matarlo, no tenía nada que ver. Yo veía a compañeros llorando pasándola mal. Si te equivocabas te pasaban la escena, y te decían ‘ahora por tentarse queda para lo último’ y por ahí tenías que esperar seis horas para grabar esa escena donde te equivocaste y éramos chiquitos”.
“Tiene sus cosas lindas y feas, estas cosas hoy por hoy no pasarían. Yo creo que la gente se cuida más. Si pasa eso, cualquiera te puede grabar y se armaría un quilombo impresionante y antes no existía el celular pero por ahí se aprovechaban porque lo podían hacer, estaba muy mal”, agregó y dijo que “a todos nos hacían lo mismo”: “A Dalma la cagaban a pedos también, la trataban como uno mas y para nosotros era lo normal. Si un padre hubiese visto como nos gritaban, se hubiese metido a frenar eso. Te lo puede decir cualquier Cebollita no se cómo será otras grabaciones. Yo te digo lo que viví y por ahí no se dijo por miedo a que te llamen más”.
“Si hay algo que te molesto de chico, no está de más decirlo. Trabajar con chicos es algo que no cualquiera puede hacerlo y se tendrían que manejar mejor”, pidió y recordó cómo eran las esperas en las grabaciones: “Lo que hacían que se lo copiaron de Chiquititas, agarraron un cuartito de 4 x 4 y nos encerraron hasta grabar, estábamos cómo diez horas encerrados, todos juntos, no podíamos salir de ahí un caos que no podíamos salir de ahí. Los de Chiquititas lo llamaban ‘la pecera’ y nos encerraban ahí hasta grabar, antes estábamos en el bar, en el camarín hasta que dijeron ‘a partir de ahora todos encerrados’ y nos cuidaban las madres”.
“Éramos quilomberos”, dijo y de inmediato se corrigió: “Bueno, éramos chicos, imagínate 25 chicos encerrados en una habitación de 4 x 4 horas y horas que esta mal y hoy esta prohibido. Dentro de todo nos divertíamos, los de Chiquititas lo mismo, al break pasaban ellos y era que pasara el regimiento, si a nosotros nos tenían así, no me quiero imaginar a ellos, pero de chico no lo veía mal. Ahora que soy papá, lo evitaría”.